Nos
referimos a la familia como un grupo
social, constituido por un grupo de personas que los une cualquier parentesco o sentimiento de afecto y
que conviven bajo un mismo techo denominado hogar. Al interior familiar se
generan grandes sentimientos y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad
y dependencia.
En la
actualidad la familia no es la misma que la de hace tiempo atrás, su forma y
estructura ha cambiado así como los tipos de organización familiar. Estos tipos
de familia que se han sucedido a lo largo de la historia, determinan las
diferentes etapas que caracterizan la evolución de la institución familiar.
Los grupos familiares comenzaron a existir en tiempos primitivos
de la cultura humana, es decir, en la prehistoria. Allí los miembros de lo que
podría llamarse familia, se alternaban parejas, sin criterios como los que
rigen hoy en día. Esta fase en la historia de la familia podría llamarse como la de “promiscuidad”, en virtud que no
imperaba ningún tipo de ley, como la que rige hoy en relación al incesto.
Con el paso del tiempo se fueron estableciendo normas sociales y culturales que
han ido moldeando la estructura familiar, desde su composición hasta su funcionamiento,
pero a pesar de estos cambios sigue conservando su importancia.
Iniciando en la promiscua familia prehistórica,
siguiendo con la nuclear familia Griega hasta el matrimonio de la familia
conservadora moderna, nos vemos en una postmodernidad con una integración familiar
cada vez más disfuncional y desintegrada, en la que la tasa de divorcios es
cada vez más alta. De igual forma se ingresa a los tipos de familia un nuevo
concepto de las que son conformadas por personas homosexuales que reclaman al
tiempo una igualdad de condiciones. Nos veremos pues en un futuro; en un juego
de roles en los que quizás el padre haga de madre y la madre haga de padre; o
donde simplemente dos personas del mismo sexo conviven en matrimonio y ante la
imposibilidad de procrear adoptan sus hijos. El matrimonio se torna cada vez más
civil y en un futuro no muy lejano tomará la forma de un contrato nupcial a corto,
mediano o largo plazo, obvio con algunas cláusulas; pero inimaginable una
sociedad sin familia, porque perdería sus cimientos.
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